‘Maratón Popular’, por Paco Borao
*Por Paco Borao (Valencia, 1981)
Como siempre que un acontecimiento nuevo e insólito aparece en nuestras vidas, éste suele provocar en nuestro aletargado y monótono quehacer cotidiano una sensación de asombro, de inquietud y, a priori y sin saber muy bien por qué, de rechazo.
Erich Fromm, en su libro El miedo a la libertad, describía muy bien las esencias y las raíces de este sentimiento: es un fenómeno clásico en toda sociedad conservadora, que solo ve con buenos ojos aquello que ya conoce, aquello que ya controla.
El mundo del deporte no puede escapar a estos esquemas; es más, hoy en día, los ejemplos en este tema parecen acentuar dicho sentimiento. Y, cómo no, el primer maratón popular de Valencia, patrocinado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Valencia y organizado por S. D. Correcaminos no podía faltar a la regla.
¿Un maratón? ¿Una carrera de 42 kilómetros? ¿Que organiza quién? ¿Correcaminos?
Que a un grupo de desconocidos se les haya ocurrido tal idea, y no sólo ocurrido, sino que (hoy podemos decirlo) dicha idea sea todo un éxito popular, ha provocado, en no pocas conciencias, la rotura de los esquemas tradicionales que hasta ahora, entre feria y carajillo, marcaban las reglas del juego.
En el terreno deportivo, la polémica surge de si es o no bueno el correr el maratón. Permítame opinar dividiendo el tema en dos partes:
El primer lugar, e independientemente de que, como en todas las cosas haya defensores y retractores, creo objetivamente que el ejercicio de correr, simplemente correr, es aconsejable para el ser humano, y que hoy en día, para cualquier persona, la visión de hombres y mujeres corriendo por calles o carreteras es símbolo de salud.
En segundo lugar, correr un maratón. Es evidente, también, que solo puede optar a ello aquel que se ha entrenado en consecuencia, al que no lo haya hecho, los primeros kilómetros de carrera se encargarán de disuadirlo. Y que los alarmistas no esgriman los 42 kilómetros de distancia:
Cualquier médico les dirá que lo peligroso, en personas no acostumbradas al ejercicio, son los esfuerzos cortos y bruscos. Es mucho más arriesgado disputar una carrera de corta distancia que alinearse en una carrera larga, en la cual lo único que se pretende es llegar sin importar el tiempo.
Y por lógica, la persona que quiera terminarlo entrenará, en su propio beneficio.
En el terreno social, esta iniciativa no tiene otro fin que proporcionar a nuestra ciudad una prueba que, bajo el mítico nombre de maratón (y esta vez de los de verdad), lance la dinámica del ejercicio físico en los ciudadanos. Todos sabemos que nuestro país no brilla precisamente por el número de instalaciones deportivas. Entonces, ¿qué hacer? ¿ser deportistas delante de la pantalla de televisión? No. Hemos decidido lanzarnos a la calle, ocupar paseos, avenidas y carreteras para hacer el deporte más natural y más sencillo: correr.
Que nadie tenga, pues, ninguna duda: nuestro objetivo ha sido promover el desarrollo y la práctica del ejercicio físico en la población, y en ello hemos puesto todo nuestro empeño. Sabemos que habremos cometido errores y olvidado detalles, pero todos los que hayan tenido algún contacto con nosotros habrán visto voluntad, ilusión y amor al deporte.
La cantidad de hombres y mujeres que pueden verse por nuestra ciudad entrenándose para el primer maratón popular de Valencia son ya una esperanza. El 29 de marzo, no lo dudamos, habremos hecho muchos amigos.
*Artículo de Paco Borao, miembro del comité organizador del I Marathon Popular de Valencia, publicado en Diario de Valencia el sábado 28 de marzo de 1981, víspera de la primera edición del Maratón Valencia.
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