Es difícil comprender todo lo que sacrifica un corredor popular cuando corre un maratón. Algunas de sus renuncias son realmente estratosféricas. Tiempo con la familia, sacrificado. Con los amigos, también. Madrugones. Dolores y más dolores. Cambia la dieta y las horas de sueño. Renuncias a quedadas de ocio, a algunos viajes. Tu entorno lo nota. Pero a la vez, vas creciendo. Tu firmeza, tu determinación, tu orientación al logro. Te empiezas a creer invencible. Ganas valores positivos que tenías medio olvidados. Creces como persona. Y tu entorno también lo nota. Y todo eso se ha multiplicado en este año y medio. Tanto las cosas malas, como las cosas buenas. Todo por 1.000. Todo ese sacrificio se quedó en dique seco en 2020. En palabras del director de la prueba, “fue el momento más duro. Tener que decirles a esas miles de personas que la pandemia no nos permitía hacer la prueba popular fue realmente muy doloroso”. Pero ahora ya hay luz verde. Maratón Valencia preguntó en primavera a todos sus inscritos ‘quién quiere correr en este 2021’, y todos los que respondieron ‘yo’, obtuvieron su plaza. Todos y cada uno de ellos. La recompensa está ya cerca. Un equipo de personas lleva meses trabajando para que 18.000 personas cumplan sus sueños. Siguen echando más horas de las que toca, más desvelos de los que estarían justificados. Como vosotros, los corredores. Todo para que no haya más pesadillas. Para que todo vuelva a ser normal, de la gente. Para que sea de ensueño. La meta vale la pena. 50 Un maratón para soñar “La decisión de rebajar el censo en más de un 40% (de 30.000 a los 18.000 actuales) es un mensaje de prudencia” La recompensa está ya cerca. Un gran equipo de personas lleva meses trabajando para que 18.000 personas cumplan sus sueños.
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