Revista 2021 - Made to Run

36 Medio Maratón controla y que cruza la calzada de lado a lado esquivando a los corredores, y el caso de un mujer mayor que decidió que podía atravesar la calle a pesar de que veía venir el coche que despejaba el camino a los deportistas. Cuando alguien le dijo que eso no se podía hacer, la señora levantó la cabeza, señaló el semáforo que había justo a un lado, en la acerca, y soltó: “¿Cómo que no puedo cruzar? Si está el semáforo en verde para los peatones”. Era una época en la que la ciudadanía no estaba acostumbrada a ver carreras populares un domingo sí y otro también, como ocurre ahora, y en la que los corredores (aún se les llamaba corredores y no habían invadido los runners) no tenían la buena prensa que tienen hoy y eran vistos aún como rara avis. València fue la segunda parada de aquel circuito de carreras de 20 kilómetros por toda España. Antes de llegar a nuestra ciudad, que se celebró el 19 de junio, pasó por Zaragoza el 23 de abril, y después se detuvo en otras tres sedes: La Coruña (3 de julio), Oviedo (18 de septiembre) y Granada (9 de octubre). En la segunda edición, la de 1989, Correcaminos tuvo que enfrentarse a un problema peliagudo. La carrera estaba fijada desde meses atrás el primer sábado de junio. La gente hizo su preparación, los atletas que venían de fuera reservaron sus hoteles y los permisos para cortar el tráfico estaban concedidos. Pero la semana de esta cita, la televisión decidió que el partido que iba a retransmitir ese sábado era el Valencia-Sporting de Gijón. Los horarios se solapaban, pero lo más grave era que el recorrido pasaba por la avenida de Suecia, justo donde está situado el estadio de Mestalla. Es decir, era totalmente incompatible. La Policía contactó con la Sociedad Deportiva para ver si podían cambiar la fecha, pero desde Correcaminos se mostraron tajantes. “Llevábamos meses trabajando y

RkJQdWJsaXNoZXIy NTQ2OTk=