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El Maratón Valencia, de las limitaciones al éxito

22 diciembre, 2015

Hay un momento en que miras atrás en el tiempo, es en ese momento cuando contemplas el resultado de años de trabajo. Sonríes. Lo haces porque has conseguido hacer feliz a la gente. Pero antes, mucho antes, hubo un comienzo lleno de dificultades.

Siglos después de que el mítico Filípides forjara su leyenda corriendo de la ciudad de Maratón a Atenas, el turno de Valencia llegó. Este fue un el 29 de marzo de 1981. Dentro del grupo de organizadores del primer maratón celebrado en Valencia se encontraban Toni Lastra, Paco Borao, Alfredo García de Ibarra, Isidro Rey, Miguel Pellicer, Francisco Gómez-Trénor, Manuel García Carrión, Vicente Plaza, Manuel Albacar, Rafael Martín, Carlos García Alarcó, Fernando Cort y Vicente Moreno. Todos ellos, junto al resto de la gran familia de la SD Correcaminos, se convirtieron en los impulsores de la carrera a pie en Valencia, y no en vano podemos calificarlos como los pioneros dentro de la Ciudad del Running.

Ahora bien, antes de la fecha de la primera edición, Valencia ya tenía su particular maratón (no reglamentario, por supuesto, y con perdón de los maratones verdaderos), allá por el año 1976. Paco Borao, presidente de la SD Correcaminos, recuerda haberlo corrido y asegura que transcurría por la circunvalación de la ciudad, lo que era alrededor de siete kilómetros. “A eso no se le podía llamar un maratón”, afirma con rotundidad Fernando Cort, actual jefe médico de la carrera, “porque un maratón son 42.195 metros”. Por aquel entonces, Valencia estaba en el tercer escalón del running nacional, ya que Barcelona y Madrid habían desarrollado sus carreras de larga distancia. Un panorama que en la actualidad, gracias a los éxitos del Maratón y Medio Maratón Valencia con las mejores marcas en suelo español, es muy distinto.

CORRECAMINOS

Tiempos de antes y tiempos de ahora

En el primer Maratón que organizó la SD Correcaminos, el 29 de marzo de 1981, participaron alrededor de 800 personas. En el mundo se vivía un primer boom de la distancia de Filípides con la irrupción de figuras como Robert de Castella, Alberto Salazar o Juma Ikangaa. Pero los valencianos, en su inmensa mayoría ajenos al atletismo, tomaban la prueba como una excentricidad y, sobre todo, como una molestia, ya que suponía cortes de calles por culpa de un grupo de locos que corrían. Hubo incluso niños que participaron en la prueba, lo que indica el escaso nivel de restricción que había en la época y la casi espontaneidad de esta. Ahora, sin embargo, Valencia es un ejemplo para el mundo en cuanto a la organización. El público y los participantes lo reconocen, siendo cada año mayor el número de agentes sociales que se involucran con este evento.

A su vez, la carrera y el perfil del corredor han ido variando durante los años. En las primeras ediciones, los ganadores de la carrera eran españoles o europeos, marcando unos cronos simplemente dignos para la época. En este capítulo merece una mención especial el esfuerzo de Teodoro Pérez, vencedor de la primera y la tercera edición con 2:26:57 y 2:20:58 respectivamente y, ante todo el registro de 2:14:01 de Vicente Antón, récord que perduró 17 años. Por aquel entonces, la participación de atletas foráneos era algo extraño. Hoy en día, corredores profesionales procedentes de África como John Nzau Mwangangi en la pasada edición, son los que copan los puestos de cabeza. El keniano paró el crono en la 35 edición del Maratón Valencia Trinidad Alfonso en 2:06:13, lo que acredita a la prueba como la más rápida de la historia de España en la distancia. Por detrás, 21 hombres de 12 países bajaron de 2:20:00, y 22 mujeres de 14 nacionalidades lograron tiempos sub 2:45:00, lo que da una idea de la dimensión internacional de la prueba y de la excelencia del circuito.

ARBUSTOS

Las diferencias en hombres no son nada si las comparamos con las de la categoría femenina. Nuria de Miguel, vencedora en tres de las cinco primeras ediciones de la prueba, consiguió su mejor marca personal en la prueba con un crono de 3:03:49. En 2015, la ganadora de las dos últimas ediciones del Maratón Valencia Trinidad Alfonso, Beata Naigambo (2:26:57), ha rebajado en más de 35 minutos el tiempo femenino del primer año.

El running estaba prácticamente en pañales por aquel entonces y lo practicaba poca gente. Se admiraba el romanticismo de la gesta, de superar tu tiempo y la adversidad deportiva. Las edades de los corredores estaban más concentradas. Las mujeres, por su parte, tenían un papel prácticamente testimonial. Eran pocas las que practicaban la carrera a pie de continuo. De hecho Paco, Toni y Fernando recuerdan y alaban a “Marisita”, refiriéndose a Marisa Martínez Legarreta, una de las abanderadas en el entonces pequeño mundo del running femenino.

MUJER-MARATON

De “lo que sea” a “qué me pongo”

Las diferencias no están sólo en el aspecto competitivo. Si comparamos la vestimentas deportiva de antes con la de ahora descubriremos que cualquier parecido es pura coincidencia. Primaba la comodidad al diseño deportivo. En las primeras ediciones, el vestuario era casi uniforme para todos. Consistía en una camiseta de tirante fino y un pantalón muy corto, similar a las prendas que se enfundan ahora los deportistas, pero de una tecnología mucho más rudimentaria. Las zapatillas no tenían nada que ver con las que emplean los corredores del siglo XXI, específicos para la práctica de la carrera a pie y preparados para correr grandes distancias. El pundonor se imponía a la tecnología.

Más de cinco recorridos distintos en los 35 años de historia

Por si fueran pocos los cambios que ha sufrido la prueba, el más significativo ha sido el del recorrido. La primera edición se celebró un 29 de marzo de 1981, tras las fiestas falleras. La carrera comenzó en el Paseo de la Alameda y no en el Puente de Monteolivete, como sucede en la actualidad.ARENA

El circuito conduce a los atletas por la avenida Jacinto Benavente, el camino de las Moreras, El Saler, el lago artificial y se vuelve por la carretera de la marjal, pista de Silla, calle San Vicente, Túnel de la Gran Vía, calle Colón, Torres de Quart, Torres de Serrano, Puente del Real y de nuevo la Alameda, que ese día para muchos fue un punto lejano en el horizonte al que nunca se llegaba”, recogía el periódico Levante-EMV en un artículo de Recaredo Agulló. Ahora es totalmente diferente. Tramos cerrados al público y una carrera en la que la ciudad se vuelca. Como bien rememora Paco Borao, “correr por la ciudad parecía una excentricidad”. Hoy en día las carreras son como la paella de los domingos. Siempre hay una y pueden comer todos.

La primera carrera maratoniana de la ciudad, organizada ya por la SD Correcaminos, casi no podía llamarse Maratón Valencia, puesto que la ciudad apenas se pisaba en el transcurso de la prueba. Los corredores llegaban hasta la Albufera compitiendo en unas condiciones muy diferentes a las que hay ahora, con viento y largos tramos de autovía rectos que parecían no acabar nunca.

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Poco a poco, la organización y la ciudad se dieron cuenta de las dimensiones del evento y decidieron ubicarlo progresivamente dentro del casco urbano. Esto sucedió hacia los años 90, donde ya trabajaban para ganarse un hueco en las calles de la ciudad. Los motivos fundamentales estriban tanto en los resultados deportivos como para el lucimiento personal de la carrera.

Valencia innova en el siglo XXI para convertirse en la Ciudad del Running

Con la entrada en el nuevo milenio, la línea de meta se desplazó hasta las pistas de atletismo del antiguo cauce del río Turia. Por su parte, la salida se realizaba en los aledaños del actual Parque de Cabecera. Desde ese momento la prueba ya se vivía dentro de la ciudad, con un recorrido que no abandonaba Valencia en ningún momento. Sin embargo, la prueba seguía sin atravesar las grandes vías y el centro de la ciudad para evitar problemas de tráfico.

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El Maratón compensadoMETA-PISTAS

Como curiosidad, hubo dos ediciones donde se trató de que todos los atletas compitieran en igualdad pese a las diferencias de edad y sexo mediante salidas compensadas según las tablas de la Asociación Internacional de Atletas Veteranos, con determinada ventaja para los corredores de mayor edad. Esta idea tan solo duró un par de años y Valencia volvió al maratón tradicional.

La edición número 29, con la intención de ubicarse en el mapa internacional, tuvo como punto de inicio y de meta el Puerto de la ciudad, aprovechando la infraestructura creada para la Copa América. Este recorrido solo estuvo presente en el año 2009, y para el 2010 la carrera volvió a tener su punto neurálgico en el Paseo de la Alameda. En aquella edición el ganador bajó por vez primera de 2:10:00, fue David Njagi con una marca de 2:09:45.

2011, el momento del cambio

Llegó 2011, el año del cambio. La SD Correcaminos quiso dar la vuelta a lo preestablecido para poner la primera piedra de lo que iba a ser un maratón de referencia internacional. Pero esa transformación no la podía llevar a cabo una sola mano. La Fundación Deportiva Municipal creó un plan estratégico para el deporte de la ciudad donde el Maratón Valencia encajaba perfectamente para convertirse en un proyecto de ciudad, el cual uniera a los ciudadanos animando a los turistas nacionales e internacionales a visitar la ciudad.

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Los grandes cambios no acabaron ahí, porque la carrera en sí dio un giro considerable. La organización cambió la fecha de su maratón, migrando de febrero a noviembre para así buscar una climatología más propicia y convertir a la prueba en uno de los referentes del calendario de running otoñal.

Pero, la modificación más espectacular fue, sin duda alguna, la del circuito. La organización del Maratón Valencia buscó un factor diferencial aprovechando las bonanzas de su trazado, llano y preparado para las grandes marcas. Por si fuera poco, convirtió la Ciudad de las Artes y las Ciencias, uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, en centro neurálgico de la prueba. Por último y como colofón, se incluyó el pórtico de esos últimos metros corriendo sobre el agua, un recuerdo que permanece en la mente de todo maratonista. Una llegada única.

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Tras el patrocinio inicial de Divina Pastora de 2011 a 2013, el impulso llegó de manos de la Fundación Trinidad Alfonso con su entrada en 2012, llegando a convertirse en colaborador principal del evento en el año 2013 y que con su esfuerzo han conseguido hacer del Maratón Valencia Trinidad Alfonso una prueba para todos los corredores y, al mismo tiempo, uno de los maratones más rápidos del planeta.

De 2011 a 2015, el Maratón Valencia ha visto multiplicado por dos veces y media su censo de participantes. Los resultados deportivos también han sido excepcionales, convirtiéndose en el maratón más rápido de la historia en suelo español con el tiempo de 2:06:13 alcanzado por el atleta keniano John Nzau Mwangangi. Todo para conseguir que Valencia sea un referente mundial con una carrera espectacular. La mejor de España.

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